Migrantes se cuelan en contenedores de fruta del Puerto para llegar a la Península
La Autoridad Portuaria y la Delegación del Gobierno investigan cómo irregulares africanos se esconden entre la mercancía con el fin de trasladarse en barco a la Península. Soportan una travesía de 30 horas a temperaturas de 10 grados
Migrantes irregulares se cuelan en contenedores de fruta del Puerto de Las Palmas para llegar de forma clandestina a la Península.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, y el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, están investigando como paliar los movimientos de los extranjeros ilegales que deambulan por las áreas portuarias de Las Palmas capital, en una operación en la que participará la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Portuaria, además de la vigilancia privada que aportará la naviera Balearia-Fred. Olsen.
Los migrantes rompen los precintos y los candados de los contenedores y aguardan la salida del barco que los transporta hasta Huelva.
Según fuentes portuarias, es una vía de camuflaje migratorio jamás utilizada desde que irrumpió el boom de pateras y cayucos en los años 2004-2006. “Ahora juegan con la ventaja de los teléfonos móvil e internet para conseguir la información“.
Según el ente que preside Luis Ibarra, la Policía Portuaria de Las Palmas carece de competencias para abordar a los inmigrantes salvo que incurran en conductas delictivas o de desorden público.
Las patronales agrícolas ya han traslado a la Administración del allanamiento del que son objeto las mercancías que envían a la Península para su posterior traslado a Rotterdam o Londres, tanto por vía marítima como terrestre. Las exportaciones más afectadas corresponden a pepinos, plátanos, tomates y sandías.
‘Modus operandi’
El método para viajar en contenedores de frío, con temperaturas entre 10 y 12 grados centígrados, consiste en abordar el embalaje de noche, cuando se encuentran en la unidad de espera del muelle de Cambulloneros, donde se trasbordan las mercancías sin vallas de por medio en el recinto portuario de Las Palmas.
Los migrantes, tanto magrebíes como subsaharianos, transitan durante varios días por la zona, estudian la operativa y, a través de paisanos y conocidos y de las webs corporativa, acceden a los horarios de carga y descarga y de salida de las embarcaciones.
Antes de que los camiones trailer introduzcan el contenedor en la bodega del barco, los migrantes ya se han colado, horas antes, rompiendo los candados y precintos sin apenas llamar la atención. Se ocultan antes de que el buque zarpe con destino, casi siempre, a Huelva, que es el punto de llegada donde los polizones inician su aventura por tierras continentales.
Una vez detectan que el barco está iniciando la operativa de atraque y el contenedor es depositado a pie de muelle, los migrantes abren las puertas y salen libremente del puerto onubense, donde normalmente les espera un contacto.
Durante la travesía, de unas 30 horas de duración desde Las Palmas a Huelva, los migrantes comen en el interior del contenedor pertrechados con linternas, ropa adicional para soportar el frío, botellas de agua y latas de comida. Obviamente, las necesidades fisiológicas las realizan dentro del contenedor.
Y aunque no invadan el espacio de la fruta, la mercancía queda “contaminada“, según los exportadores, al haberse roto el precinto de garantía.
Los viajes en contenedores de fruta se suceden desde el mes de febrero sin que haya constancia, tampoco, de grabaciones de vídeo en la terminal del Muelle Grande.
Según fuentes portuarias, cada contenedor puede agrupar entre 3 y 4 personas, no más porque “suele ir casi lleno“.
La voz de alarma la dieron los transportistas de Huelva cuando fueron a despachar la mercancía.