Migrantes, isla interior de otra isla
"Siguen con la mirada perdida en un horizonte que se mantiene lejos, y a lo lejos. Con la huída parada en seco… Son islote. Siguen mirando al horizonte como la primera vez, como aquella primera gota de leche materna de la que un día fueron dueños"
Están en una isla interior dentro de esta otra isla cercana. Son y están. Pero la vista se acostumbra rápido a ellos, a su presencia. Aunque ellos sigan entornando la suya, buscando. Son una isla interior.
Y son el islote de esta orilla, de la isla, de mi propia playa. Siguen con la mirada perdida en un horizonte que se mantiene lejos, y a lo lejos. Con la huída parada en seco… Son islote.
Reviven el mismo éxodo cada amanecer y cada mañana, se asoman al mismo mar que eligieron vivir para seguir viviendo. A veces, también en el que otros eligieron morir antes de morir.
Sus bocas les saben a sal a cada palabra. Porque siguen nadando en seco, aún cuando estén varados en esta orilla, que es la otra de su propia tierra. Atrapados al otro lado del espejo, no consiguen cambiar su reflejo porque un día erraron.

Inmigrantes africanos, en Las Canteras, entre bañistas, con las montañas de La Isleta, al fondo. (Foto Espiral21).
Se asomaron a mirarse en las aguas turbias, como en una mala mañana de San Juan. Viven el mayor de los éxodos, desterrados de su propio sueño. Y duermen, cada noche, en el exilio de su propio exilio.
Los dados de la fortuna les fueron retirados (si alguna vez los tuvieron), al tocar tierra equivocada, y los ansiados seises dejaron la ‘Tierra Prometida’ en algo sólo apalabrado.
Su partida, algo imposible, es la del turno sin jugar. Indefinido y ficticio. Pero ellos siguen mirando al horizonte como la primera vez, como aquella primera gota de leche materna de la que un día fueron dueños. Quizá lo único.
Es la ruta de la vida que apuesta por la muerte. Porque sigue soñando con aquellos ecos que un día les llegaron a golpe de marea, invitándoles a vivir al otro lado del mar. A este lado del mar. Mientras, “Mi do adjrú” (Contemos cuentos, en lengua ‘ewe’).
Porque, ‘Adjrú uay’ (Los cuentos pasan).