“Letter to you”: Springsteen, el hombre bueno
Uno de aquellos domingos, no hace tampoco tanto tiempo, Manuel Vicent escribía en su columna de domingo que, en Sodoma, Yavhé estuvo dispuesto a detener la lluvia de azufre si había un solo hombre bueno.
Me gustaría pensar que ese hombre bueno, ese hombre honrado (además del panadero que nos alimenta a todos cada día), es Bruce Springsteen. Quiero imaginar que mañana, al despertar, ya no habrá pandemia y que este virus coronado y antirrepublicano fue sólo un mal sueño.
Me gustaría creer que mañana Yahvé detendrá esta lluvia azufrada, que se esparce por el aire contagiándolo todo, porque el ‘Boss’ canta “letter to you”.
Prometemos no mirar atrás porque la sal de nuestra vida estará en las canciones del ‘Boss’… Un hombre honrado, a partir del que se puede levantar de nuevo, no una una nación, sino todo un mundo nuevo.
Porque Springsteen es ese panadero, ese artesano de la música, ese hombre bueno capaz de levantar a todo un estadio, a una ciudad y todo un mundo con él.
Capaz de llegar al alma como solo él sabe hacerlo, reclutando a todos los presentes en una lucha que no ha hecho más que empezar, aunque hoy todavía parezca invisible la luz al final de este largo túnel.
Los que en su día acudimos al arranque del anterior ‘Wrecking Ball Tour‘ europeo, nos reencontramos con el Boss más combativo de hace más de tres décadas.
Con el hombre bueno que se posiciona junto a los desamparados, los desheredados, en este caso los abandonados de un sistema que ha estafado al mundo y que se cuentan por millones en todo el planeta.
Y decíamos (ahora siento que ‘a la ligera’), que así era a diferencia de otras ‘pandemias’… Pero ahora tenemos esa palabra a cuestas. ahora, aparte de todo lo demás, tenemos, en efecto, una pandemia.
Entonces como ahora, Bruce supo que cuando demasiadas barreras ya han sido levantadas, lo que toca es derribarlas todas. Sentimos entones, y también ahora, al Bruce más cercano, al que busca al público tanto como el público lo busca a él.
Al que se deja tocar, aunque ahora no se pueda y mande la distancia en la seguridad y las relaciones. Al que disfruta del tacto de todos, incluso virtual.
Bruce Springsteen camina entre la gente aún cuando no lo haga. Mientras piensa las canciones y mientras las canta. Acorde a los tiempos que corren, y como si ‘el boss’ (para eso lo es), lo hubiera presentido, grabó todo el proceso. Lo documentó antes de que empezara esta ‘lluvia de azufre’.
Y lo hizo en blanco y negro, hace un año. Nadie esperaba nada. Quizá alguien supo algo y calló. Llamó a sus muchachos, la ‘E Street Band’, el otro corazón de su autómata, su ‘alter ego’ a su imagen y semejanza.
Laten juntos. Y por eso les contó poco, quería el latido del momento, sin preludios y sin ensayos. Para escuchar y luchar con rabia. Para llegar hasta el final si fuera preciso en total comunión, porque “Letter to you” está impregnado de algo vital: fe.
No es nueva la energía de la ‘E Street Band’ con el genio de New Jersey. Tampoco lo es el enigmático vínculo entre Springsteen y Steven Van Zandt. (Vuelve a quedar claro en el documento gráfico).
¿Por qué Springsteen rejuvenece por momentos mientras el tiempo deja claras las huellas del paso por su rostro?… Las canciones se encadenan una detrás de otra, de manera que las palmas del pasado parecen volver.
No hay tregua entre Springsteen y la ‘E Street Band’. Y nadie la quiere. En verdad, Yahvé la busca ahora para detener esta pandemia, y busca desesperado al panadero que alimenta el cuerpo.
Cuando, en realidad, ya encontró al que alimenta el alma. La de todos. Porque “Letter to you” es una continua celebración de la vida, incluso con el tren como metáfora de su paso. Aún cuando algunas de las canciones sean, de hecho, sobre la muerte… La otra cara de la vida.
¡Gracias Bruce por detener la lluvia de azufre!