Lesbos: ¿refugiados o turismo?
Por Meridian Staff, especial desde Lesbos (Grecia)
Lesbos dice basta. El negocio turístico se ha desplomado este verano un 50% y el alcalde de la capital, Metilene, pide la inusmisión para la próxima electoral del día 20. “Atenas nos ha desasistido”.
Lesbos, frente a las costas turcas, se ha convertido en el destino de refugiados sirios, irakíes, somalíes y afganos. La que fuese la isla más exquisita del Dodecaneso, soporta 30.000 inmigrantes para una población de 80.000. “Estamos al borde la explosión social”.
Los sin papeles esperan varios días antes de tomar el ferry para Atenas, y seguir el viaje vía Macedonia hacia Europa occidental.
Mientras Alexis Tsipras hace campaña en Tesalónica, Lesbos no da abasto y este periódico comprobó cómo decenas de refugiados caminan por las calles más transitadas por los turistas o duermen a la intemperie en las playas de arena dorada. “Somos solidarios, entendemos y sufrimos este drama, pero ¿qué hacemos?”, comenta con desespero la dueña de un pequeño restaurante.
El Gobierno griego está en funciones y la economía apenas reacciona. El corralito en los cajeros sigue limitado a 60 euros diarios y solo la temporada de verano podía salvar a los destinos turísticos de la asfixia financiera.
Lesbos y Kos han sido hasta ahora unos de esos paraísos golpeados por el éxodo sirio. Primero se cayó el 40% de las reservas de visitantes griegos por culpa de la recesión. Y ahora, lo que se viene abajo es el gasto medio turístico, que ha descendido de forma notable.
Lesbos, la tercera isla por tamaño, recibe unos 1.000 turistas al día que llegan por barco. En total, el verano aloja en sus 270 establecimientos unos 200.000 visitantes que llegan, en su mayoría, por vía aérea. Sin embargo, desde que estalló la crisis migratoria, nada es ya igual.
Incluso se han desatado los actos xenófobos, supuestamente encabezados por miembros de Amanecer Dorado, el partido neonazi que ocupa la tercera posición en los sondeos electorales del 20S.
Tiene 17 parlamentarios y su auge entre los jóvenes es alto. En los últimos días, las peleas en la calle contra sirios y afganos han sido constantes. “Se producen de noche y no se diferencian a hombres, mujeres y niños. Esto es terrible. Jamás se había visto. Los griegos no somos así pero si no hay ayuda internacional, esto va a ir peor”, comenta un dirigente vecinal que lleva dos meses ayudando con comida, agua y ropas a los refugiados.
Atenas ha previsto, a través de la UE, un paquete de ayudas para los territorios con más presión migratoria, pero ya nadie confía en la voluntad política de un país socavado por el descrédito político. “Vamos a ser titulares de prensa por violencia”, asegura un locutor de radio que confiesa su preocupación por los brotes racistas.
En el otro lado de la balanza, un joven estudiante sirio, de unos 25 años en apariencia, afirma en un impecable inglés que su país es un caos. “Hay 4 millones de desplazados. Han muerto 250.000 personas en esta guerra absurda. Lo dejamos todo atrás para ver cómo la burocracia de Europa nos atrapa”.
Otro joven de Kabul (Afganistán) cuestiona la actitud de la comunidad europea. “No entiendo por qué los sirios tienen preferencia. Ellos obtienen antes los papeles. Espero desde hace 12 días y no tengo dónde dormir, ni asearme, ni tampoco me dan esperanzas. Yo también pido asilo porque mi país está roto”.
En la actualidad, unos 40.000 refugiados, la gran mayoría sirios que han llegado a Lesbos, están atrapados en las islas griegas a la espera de poder alcanzar el continente, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
La UE se prepara para recibir una oleada de inmigrantes sirios. Alemania prevé que albergará más de medio millón en los próximos años. Pero la creciente demanda de asilo no da para más en otros países. Francia asumirá 25.000 y España, 15.000, de los que 600 irían a Canarias.
La cadena británica BBC difunde un reportaje sobre las mafias turcas, que cobran unos 1.400 euros por el traslado hasta Lesbos.
La operativa es básica. Si el mar es bueno, salen en barcas, pero si hay viento o condiciones poco favorables, un barco nodriza los traslada hasta el límite de las aguas jurisdiccionales para que alcancen las costas griegas.
Medios árabes ofrecen otra versión más crítica. Según fuentes no oficiales, Alemania se beneficiaría de la riada de inmigrantes y compensaría, así, al déficit en mano de obra básica. De esta manera, medio millón de trabajadores fortalecerían su modelo económico, incluido, el futuro de las pensiones.
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