La filosofía Neoliberal asfixia al mundo
A estas alturas del siglo XXI la filosofía económica y social neoliberal es la que ha ganado la batalla en el orden mundial. Ha buscado por todos los medios el mayor rendimiento económico posible pasando por encima de los derechos conseguidos por los trabajadores
La revolución industrial con sus cambios en los derechos laborales, La Gran guerra, como la llamaban nuestros abuelos, y la II Guerra mundial estaban justificadas en la búsqueda sobre qué sistema económico y social debería adoptar la humanidad en el futuro próximo.
Tras la caída del zar de todas las Rusias, el comunismo se extendió por los cinco continentes. Los siguientes años fueron los de mayor expansión mundial y la filosofía proletaria dejó de ser minoritaria en pequeños países estableciéndose de forma contundente en naciones con un importante peso específico en la organización mundial.
Tras la II guerra mundial, 1945 se crea la ONU que en teoría representa, según sus estatutos, la defensa de los intereses de los pueblos, en particular los más pobres, y también los ideales de la naciones que la forman que en la actualidad suman un total 193 estados. Pero la auténtica realidad, a pesar de las buenas intenciones, es que la humanidad sigue dividida entre capitalismo o comunismo, OTAN o Pacto de Varsovia, democracias o dictaduras, izquierdas o derechas, religiones o ateísmo, etcétera.
A pesar de todos los esfuerzos realizados por los hombres libres pensantes y de buena voluntad sus intenciones han caído hasta ahora en saco roto. A estas alturas del siglo XXI la filosofía económica y social neoliberal es la que ha ganado la batalla en el orden mundial. Ha buscado por todos los medios el mayor rendimiento económico posible pasando por encima de los derechos conseguidos por los trabajadores en tantos años de lucha por la de igualdad y la justicia social.
Las políticas de explotación irresponsable de los recursos de nuestro planeta, exprimiéndolo y contaminándolo incluso a sabiendas de las consecuencias que tendría para futuras generaciones no han servido para promover unas políticas ecológicas que protejan espacios naturales como los Polos, el Amazona y muchos otros que hoy en día están cada vez más deteriorados. El beneficio económico obsceno a primado sobre la justicia, la igualdad o los principios sociales.
A pesar de la negación sobre el cambio climático, el Planeta está en emergencia y no puede más, hemos batido el indeseable récord de llegar a la mayor condensación de Co2 de la historia. Los incendios asolan el La Tierra y cambian de manera drástica su comportamiento. Lamentablemente, la cumbre sobre el cambio climático que se celebrará en Madrid este fin de semana terminará como las anteriores, en un absoluto fracaso porque la hipocresía y los beneficios económicos primarán sobre la responsabilidad y el sentido común.
Por otro lado, el descontento y la falta de confianza en el futuro se está apoderando de la humanidad que no está conforme con la actual situación social. Los recortes económicos se suceden, la presión fiscal es cada vez mayor, las libertades se recortan y los derechos laborales tienden a desaparecer. Las protestas se expanden por todo el planeta desde Hong Kong a Bolivia pasando por Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Líbano, Irán, Puerto Rico o nuestra Cataluña. Con lo bien que pintaba todo en los años 60 y 70 hemos caído en picado entregando lo conseguido. Lo peor es que vamos a ser recordados como la generación que dejó la situación peor de como se la entregaron.