#JóvenesUE. Laura: “La ingenuidad sirvió para irme a Berlín”
Por María Stefanoni, Milán (Italia)
Después de Londres esta vez volamos (siempre en low cost) a otra ciudad elegida por muchos jóvenes europeos como punto de llegada para un posible nuevo inicio: Berlín.
En 2013, los italianos (regulares) en la ciudad representaban el 0,7% del total de la población y el 4,2% de toda la comunidad extranjera.
En el mismo año los italianos en la corte de Angela Merkel eran casi 500.000.
Como nos cuenta nuestra entrevistada de la semana, Laura Tronchin, muchos jóvenes ven en Berlín una alternativa a Londres. Piensan que el inglés será suficiente para comunicarse con todo tipo de situación y los precios son notablemente más bajos que en la capital británica.
Preguntamos a Laura por qué un joven, con casi 30 años, decide dejar su propio casa, el país donde ha nacido y donde su familia y sus amigos se quedan. La respuesta de Laura es tan simple como dolorosa: “Porque quieres algo más o por lo menos diferente”.
Laura -como mucho de sus coetáneos- hace varios trabajitos durante los años de la universidad para mantenerse. Una vez acabado los estudios en la ciudad de Venecia las cosas tendrían que mejorar pero sigue sin encontrar un verdadero trabajo.
Así, Laura sigue por otro año con los mismos trabajitos, hasta comprender que eso no es nada más que un vivir del momento, que no la llevar a ningún sitio. “Venecia es una ciudad donde el trabajo es estacional, tenía contratos de dos/seis meses y eso no te da estabilidad”.
Así, un día llega la decisión. “Empecé a pensar en irme. Tenía un buen nivel de inglés y había estudiado alemán en el instituto. Las opciones eran entonces Londres o Berlín porque no quería dejar Europa”.
Por los precios y por la presencia de algunos amigos en la ciudad, Laura elige la capital alemana como destino. “Al encontrar alojamiento, me fuí. Esperaba solo un trabajo de algunas horas a la semana en un bar (contacto de amigos) y mucha ganas de nuevas experiencias”.
Ahora Laura está en Berlín desde poco más de un año y está feliz aunque al principio, nos cuenta, ha sido difícil. “No he tenido muchos problemas en encontrar trabajo aunque buscase como camarera y el sector está lleno de inmigrantes explotados. Al principio trabajé en unos restaurantes italianos donde también me explotaban. Pero intento mirar las cosas desde el lado positivo; he podido practicar alemán y pagarme los primeros curso de lengua. Ahora trabajo en un restaurante alemán y la situación es mucho mejor”.
Obviamente, Laura nos cuenta que su idea, en cuanto se sienta más segura con el idioma, es buscar un trabajorelacionado con sus estudios (márketing y comunicación).
Hay muchas startup en Berlín, aunque las nóminas pueden variar muchos según el éxito del proyecto.
No obstante, queda claro casi a todos que Alemania no es el país de los cuentos que algunos se imaginaban, Laura admite que ahí ve prospectivas de futuro que en su país no llegaba a ver: “En Italia veía un túnel delante de mí que pero acababa sin luz. Ahora la luz (el sueño de un trabajo, de una vida que me llene) está todavía un poco lejos, pero por lo menos se ve. Es verdad que la realidad es diferente de lo que uno se lo imagina. Cuando llegas piensas que en 6 meses lo tendrás todo: trabajo, amigos, idioma. ¡Ingenuos! Pero esta ingenuidad me ha servido para irme y si no hubiese venido aquí habría cometido un gran error, la experiencia en sí vale la pena!”.
Como es fácil imaginarse, el idioma es uno de los principales problemas en la integración.
Laura por ejemplo nos cuenta (riéndose) que muchas veces se le ha pasado preguntar algo a una dependienta en un supermercado, ponerle mucho esfuerzo para decir bien la frase y sentirse que contesta en inglés. “Nada, no hay manera de que me contesten el alemán“, bromea.
Llegamos a la conclusión de nuestra historia, pero como siempre antes de despedirnos y pedir a Laura unos tips para nuestra próxima mudanza a Berlín, le preguntamos sobre su futuro.
“De momento no sé bien que haré. Quizás me vaya de Berlín, pero en todo caso sería hacia otra ciudad extrajera. En el breve periodo quiero quedarme aquí y hacer experiencias que puedan mejor mi CV. Mi vida en el extranjero acaba de empezar!”, nos dice sonriendo.
Recomendaciones
Lugar preferido en Berlín para:
–Comer: Max and Moritz, restaurante alemán cerca de Moritz Platz. Es un sitio para turistas pero Laura nos desvela que ahí parece estar en el Berlín de los años 20. “Hasta hay un tío tocando el piano“.
-Salir de fiesta: el barrio de Warschauer, lleno de bares
-Bailar: fiestas en casas o Berghain
-Antes de irte…: “Busca un sitio donde puedas quedarte por lo menos un par de meses. Es más difícil encontrar una casa que un trabajo. Para poder trabajar de forma regular, tienes que residir en Berlín, pero para registrarte al Ayuntamiento tienes que tener un piso o por lo menos una habitación“.
Para residir legalmente en Alemania (y poder trabajar ahí) un ciudadano europeo tienes que…
1) Tener un piso. 2) Registrarte en el ayuntamiento 3) recibir el correspondiente alemán del NIE
Ten cuidado con…
El seguro sanitario! Es ilegal no tenerlo.
Los ciudadanos europeos están cubiertos por el seguro de su país de origen los primeros tres meses. Después de este tiempo, o te lo paga tu empresa o, si no trabajas, tienes que pagar por lo menos 150 euros al mes para estar cubierto. Sin seguro no puedes ir al medico de cabecera, al hospital y cualquier prestación medica te saldría carísima.
(#JóvenesUE es una serie de Meridian sobre migraciones en Europa. El primer reportaje abordó el testimonio de Andrea en Londres).
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