Israel Galván, más innovador con ‘Mellizo Doble’
Israel Galván mira a cámara. “No soy esclavo de lo que he hecho ya, ni tampoco de lo que soy”. Es cierto… Hace 12 años, la primera vez que hablamos de danza, el ‘maestro’ me dijo: “Me gusta ‘flamenquizar’ cualquier impulso, cualquier energía o arrojo”.
Y no ha parado de hacerlo. Siempre ha roto el guión de lo que el público espera. Si no se sorprendiera a sí mismo cada vez que crea una nueva pieza, no sería Israel Galván.
Partiendo de lo antiguo y primitivo, Galván innova cada vez. Es un juego de tiempos en el que hay una vuelta hacia atrás, imperceptible quizá, pero capaz de hacerse con esa riqueza rítmica de antes y usarla.
Es el baile de Galván, en realidad, un viaje en el tiempo, aunque parezca otra cosa. Porque él es capaz de bailar en esa etapa antigua pero de la mano de las vanguardias.
Así es su baile. Distinto y extraño, como él lo siente. Siempre invita a pensar más allá de lo que vemos sobre el escenario. El baile de Israel Galván sabe a sangre, también a vida. Tal cual.
Es pasión y vida más allá del cuerpo y más allá del mismo baile. Porque su movimiento se escapa de él para ‘flamenquizar’, como él mismo decía, hasta el mismísimo aire. (Incluso la muerte, si sobre el escenario se hiciera presente).
Hay algo anárquico que siempre lucha por salir afuera en cada paso de Israel y en todo toque que lo acompaña. En todo quiebro y en cada braceo.
Israel Galván dibuja la escena que él quiere y dicta al propio flamenco lo que ha de hacer si quiere seguirlo en su camino, que es siempre una sorpresa… En cada ángulo y en cada rincón, siempre en el filo de su propio compás, el de Galván.
Y todavía hay gente que se sorprende que sea masculino y femenino a la vez, así de completo es su flamenco. Se basta y se sobra solo y a solas. Su baile da respuesta a los interrogantes de su propio baile, como quien conoce de sobra el camino de un laberinto.
Va y viene en un universo flamenco que ha conseguido crear, auténtico y nuevo a la vez… ¡Cómo no iba ‘el Niño de Elche’ a subirse a un escenario a cantar con él!
‘Mellizo Doble’ es el título de esta brillante colaboración que ha visto la luz en Aviñón, Francia, justo antes del nuevo ‘casi-confinamiento’ en el país vecino. Habrá que esperar hasta el 2021 para verlo en España.
Ya estuvieron juntos en una creación conjunta en el Sónar hace dos años con ‘Las coplas mecánicas’, tras haberse vuelto a encontrar en ‘La fiesta’, pieza de Galván. Ambos son iconoclastas dispuestos a experimentar con todo lo que, sencillamente, emita ruido (prohibido para puristas del “y olé”).
Y es que para amos la ortodoxia es un mero fantasma construido para perpetuar una falsa identidad. Imposibles de etiquetar, ambos, repiten ahora tándem de lujo.
Juntos vuelven ahora a pisar otra dimensión con ‘Mellizo Doble’, porque llevan siempre la curiosidad por bandera y el cambio suelto en el bolsillo.
‘Mellizo Doble’ es un encuentro entre el baile de Galván y el cante de Francisco Contreras (Niño de Elche). Y el resultado es un lugar con nombre propio. Porque en la penumbra de un tablao, su diálogo crea arte. Perdón, Arte.