Golpe de Estado en Burkina Faso frente a la expansión del Yihadismo
Burkina Faso sufre un nuevo golpe de Estado en medio de fuertes tensiones y violencia por la expansión del Yihadismo.
El país, uno de los más precario del área subsahariana, se encuentra bajo el control de una junta militar, según informaron más de una decena de soldados amotinados en la televisión estatal.
El capitán Sidsore Kaber Ouedraogo anunció en televisión el fin al poder del presidente Roch Kaboré, y las nuevas medidas bajo control de las Fuerzas militares. “Uno: se suspende la Constitución. Dos: Se disuelve el Gobierno. Tres: Se disuelve el Parlamento (Asamblea Nacional). Cuatro: Las fronteras terrestres y aéreas quedan cerradas desde el 24 de enero de 2022 a las 00.00 hasta nueva orden. Cinco: Se implementa un toque de queda entre las 21.00 y las 05.00 horas en todo el territorio desde hoy hasta nueva orden”.
Los militares asegura que la toma del poder se llevó a cabo “sin derramamiento de sangre y sin ningún tipo de violencia física sobre las personas detenidas, que se encuentran en un lugar seguro y respetando su dignidad”.
En los últimos meses, la situación en el país africano era de alta tensión, ya que el descontento iba a más entre varios grupos de militares, que exigían el relevo de la cúpula militar y un mayor apoyo gubernamental en la lucha contra los grupos islamistas, aliados al Estado Islámico o Al Qaeda, que controlan varias zonas del territorio burkinés y asesinan regularmente a civiles y soldados.
Hace dos semanas, 15 personas, entre ellas una mayoría de militares, fueron detenidas por un supuesto complot para derrocar al jefe del gobierno burkinés.
El avance de grupos yihadistas en la región del Sahel en la última década ha desestabilizado a varios gobiernos de la zona, como Mali o Níger, y ha provocado el colapso económico en Burkina.
La rabia militar contra la incapacidad de sus gobiernos por contener la amenaza yihadista ha despertado también simpatías entre la población y un extendido sentimiento antifrancés.