Génova y la Casa de los Espíritus
Ahora resulta que las sedes de los partidos políticos están hechizadas por los fantasmas de las navidades pasadas, como la obra de Dickens.
Ya pueden patentar Pablo Casado y Teodoro García Egea la brillante fórmula de toma la delantera y corre cuando niegan la autocrítica ante una derrota electoral como la del 14F.
Que la sede que permitió unificar a la derecha para que triunfara Aznar (o sea, Génova), los periodistas y la Fiscalía, seamos los responsable del desastre de los comicios catalanes, es absurdo.
Un líder siempre asume errores. Nos caemos y nos levantamos. Lo contrario es frívolo, como ser jurado en Maestros de la Costura, por ejemplo. Pero Casado no está soltero y menos para coser rotos de un pasado del que formó parte como portavoz adjunto de Mariano Rajoy. Está atado y bien atado.
En 2006, el PP pagó 37 millones de euros por el edificio de Génova. Hay quien sospecha que la venta del inmueble servirá para afrontar posibles daños y perjuicios como institución en el caso de sufrir alguna condena por los casos de presunta corrupción.
Dicen los veteranos del PP que en Génova habitan espíritus y energías negativas, como en Casa América. Y que, a escondidas, más de una pitonisa ha limpiado sus rincones. Galdós y Valle Inclán se pondrían las botas con semejantes escapismos. Qué país, qué oposición más infantil. Feliz largo viaje al PSOE.