Fracaso del concurso de las FM en Canarias
El Gobierno de Canarias montó un auténtico caos que solo consiguió empeorar con la convocatoria de radios
Muchos años llevaban los medios de comunicación esperando la regulación del mercado radiofónico en Canarias.
La concesión de TDT y la distribución de sus frecuencias para TV, daban la vez para el siguiente paso, la radio.
Los medios consolidados y los futuros inversores esperaban con ansiedad el concurso y su posterior resultado.
Éste, era un mercado sin orden ni concierto, en Canarias convivían los medios profesionalmente instalados cumpliendo con todos los requisitos de la normativa técnica, laboral, personal cualificado y obligaciones fiscales y solo pendientes de una licencia, con los “semi-profesionales” o “caseros” que se saltaban toda las obligaciones técnicas produciendo innumerables problemas de interferencias a otras emisora o servicios públicos, amén de la competencia desleal en la producción de publicidad. Si no se pagan impuestos ni se contrata al personal todo resulta más barato.
Un auténtico caos que el Gobierno de Canarias solo consiguió empeorar con su concurso.
Desde que en junio de 2011 se conociera el resultado del “Concurso público para el otorgamiento de licencias para la prestación de servicios de comunicación radiofónica en ondas métricas con modulación de frecuencia en la Comunidad Autónoma de Canarias”, la situación del sector continúa igual o peor, es decir, agónica y económicamente hablando y sin prestar los servicios de comunicación y cercanía para el que fue creado.
Se iban a distribuir estaciones de frecuencia modulada por todo el territorio de la comunidad, los municipios del archipiélago iban a tener sus propias emisoras de producción propia con información local y difusión de las actividades de los distintos sectores como el social, cultural, económico, político, etcétera.
Se esperaba ordenar la banda de frecuencia, la creación de empleo, mayor diversidad de información y la mayor difusión cultural. Todo apuntaba a la solución de un problema que se eternizaba y que por fin, regularía el sector.
Desde el minuto uno el Gobierno de Canarias no supo gestionar este concurso. En primer lugar, puso al frente de su gestión al hijo de Victoriano Ríos, Fernando Ríos, político tinerfeño en auge por aquellos tiempos aunque ha terminado tocando en las puertas de varios partidos intentando recuperar la notoriedad política perdida.
Sin ningún tipo de conocimiento ni experiencia pero como presidente de la mesa, desestimó y arruinó proyectos como el grupo Canal 9 RTV con dos emisoras de radio (convencional y musical), a pesar que llevaban trabajando, desde hacía más de 10 años, 23 trabajadores de plantilla y ni la producción ni la solvencia económica avalada por el Grupo de los Hermanos Domínguez fueron suficiente.
Según el resultado y la explicación que ofreció Fernando Ríos “la viabilidad era imposible” y eso que llevaban 10 años funcionando.
Sin embargo, sí premió con decenas de frecuencias a cadenas de radio formulas peninsulares o más de 30 al grupo del expresidente del Tenerife, Miguel Concepción. Y eso que eran proyectos sobre el papel y no realidades como el ejemplo de Canal 9RTV.
Paulino Rivero después de estar 8 años mareando la perdiz, hace coincidir el resultado con su salida del gobierno y deja este desaguisado que todavía no se ha solucionado.
Es cierto que la crisis ha dañado a los medios de comunicación, como a todos, pero al desaprovechar la oportunidad de regulación solo han ayudado a hundirlo en el fango.
Hoy en el primer trimestre de 2017 y con un paro que ha golpeado duramente el sector tenemos:
Frecuencias que se han devuelto por falta de financiación.
Frecuencias que se compran y se venden aun estando prohibido por la bases del concurso.
Proyectos de años que han tenido que cerrar y despedir a sus trabajadores.
Decenas de proyectos que no se han realizado, incluso con frecuencia otorgada, a la espera de la resolución de las impugnaciones pendientes.
Las grandes cadenas contentas porque han terminado consiguiendo frecuencias.
La realidad es que los municipios del archipiélago no tendrán sus emisoras de radio y sus frecuencias se utilizaran, ya se están utilizando, como simples repetidores de una emisión central.
Una vez más, el Gobierno de Canarias se ve incapaz y desbordado a la hora de solucionar de forma definitiva el sector radiofónico en Canarias, seguro que les interesa y que no tienen ninguna intención de hacerlo.