FBI y CIA mantuvieron 20 años en secreto el rastro de nazis en Canarias
Por José S. Mujica
FBI y CIA mantuvieron 20 años en secreto el rastro de los nazis en Canarias, según fuentes de inteligencia consultadas por este periódico.
Los servicios de seguridad de Estados Unidos pusieron el foco sobre las Islas solo cuando estalló el conflicto territorial en el Magreb entre Marruecos y Argelia, con España en el trasfondo de la polémica como soberano del Sáhara Occidental.
El pasado 18 de enero, la CIA publicó en su página web más de doce millones de documentos desclasificados que, hasta ahora, solo podían consultarse en las oficinas de la Agencia en Maryland.
El material abarca más de 70 años de informes de Inteligencia, desde la II Guerra Mundial hasta la actualidad. MERIDIAN explora, analiza y pone en contexto las referencias a Canarias en los papeles de la CIA.
Uno de los informes de la CIA, fechado en octubre de 1975 (un mes antes de la muerte de Francisco Franco), recoge una conversación en Washington entre el secretario de Estado y consejero de Seguridad de EEUU, Henry Kissinger, y el embajador marroquí en el país Abdelhadi Boutaleb.
El diplomático alauita advierte a Kissinger (judío norteamericano de origen alemán) de que “no desea la guerra con España“, salvo que El Sáhara “se entregue a disidentes marroquíes” o a los grupos independentistas saharauis o al Estado argelino.
Kissinger considera la amistad con los dos países (España y Marruecos) y deja entrever la intermediación de Estados Unidos para prevenir tensiones entre socios y aliados en el Mediterráneo.

Documento fechado en Washington un mes antes de la muerte de Franco y a 3 semanas de la Marcha Verde.
Tres semanas después del encuentro, el 6 de noviembre, unos 300.000 marroquíes se situaban en Taj, en la frontera con El Sáhara, en la concentración conocida como Marcha Verde.
“Las coincidencias jamás existen en cuestiones de Estado que afectan a zonas estratégicas. Marruecos era un país estable para Francia y Estados Unidos mientras que Argelia era el contrapunto en favor de la Unión Soviética“, según las fuentes a las que ha accedido este periódico.
En noviembre de 1973, dos años antes de la Marcha Verde, el FBI redactó el memorándum que proponía investigar el rastro de dirigentes nazis en Fuerteventura cuando el supuesto intermediario de esos intereses, el alemán Gustav Winter, había fallecido en 1971. “No tiene mucho sentido esperar tanto tiempo“.
En junio de 1974, el memorándum del FBI llegó a la CIA y, según los mismos analistas, “se incorporó a las muchas negociaciones del Magreb junto a otros dossieres comprometedores para la credibilidad de cualquier país o de cualquier dirigente como Franco“.
“Que te vincularan con el nazismo no era plato de buen gusto para nadie. Sobre Franco pesaba una lista negra de al menos 150 cuadros de Hitler obtuvieron incluso el pasaporte español. Algunos desarrollaron una triunfante carrera empresarial, se inmiscuyeron en la vida social y política de las grandes ciudades y contribuyeron de forma decisiva a lograr acuerdos comerciales en el extranjero cuando España vivía de puertas adentro. Crearon grandes lobbies“.
El memorándum del FBI y la CIA sobre nazis en Canarias “no fue decisivo para cambiar el rumbo de la historia de ese momento“, pero junto a otros documentos y a la debilidad institucional que sufría España desde el atentado que acabó con la vida de Carrero Blanco, “las opciones de España eran de poco margen de maniobra en cuestiones geoestratégicas“.
En el contexto canario se libraba, además, otro frente con los movimientos independentistas de Antonio Cubillo, quien en esos años ya preparaba desde Argelia la creación de Radio Argel y la constitución de las Fuerzas Armadas Guanches. Cubillo sufrió un atentado en 1978 y su brazo revolucionario, el Mpaiac (creado en 1964) empieza a desintegrarse, sobre todo, porque la Unión Africana y Argelia centran su prioridad en otorgar El Sáhara al Frente Polisario.
En la conversación entre Kissinger y Boutaleb, el diplomático marroquí alerta a su interlocutor de las fisuras independentistas del País Vasco y las Islas Canarias.

Extracto de la conversación entre Kissinger y el embajador marroquí, en 1975, en los papeles de la CIA.
La CIA y el FBI movieron sus piezas con suma habilidad. Eran los años de la crisis del petróleo, del auge de la Unión Soviética en Argelia y en países del África subsahariana. Años del desarrollo de la independencia en varios países del continente vecino. Y en plazas modestas como el Puerto de Las Palmas, la URSS mantenía la sede de su potente base pesquera en el Atlántico africano, Sovhispan, un conglomerado de intereses empresariales y de los servicios de espionaje de la KGB.
“Todo valía“, recuerdan las mismas fuentes con tal de sacar a la luz las oscuras relaciones de miles de nazis huídos tras la Segunda Guerra Mundial con botines millonarios residenciados en países como España. “Nadie quería mover ese pasado. Quizás, por eso, y puede que nunca lo sepamos, el FBI sacó su memorándum sobre los nazis en Canarias en 1973 y no antes“.