Fallece Buteflika, el gran protector del Polisario y la RASD
Argelia pierde a uno de sus líderes históricos, Abdelaziz Buteflika, aquejado de una larga enfermedad desde 2013.
Bouteflika, considerado el principal protector de la nación saharaui, el Polisario y la RASD, gobernó Argelia con mano de hierro y ni siquiera sus problemas de salud le impidieron ejercer el control y el poder desde las sombras. Sin embargo, en 2019 se vio obligado a renunciar tras las grandes protestas de la ciudadanía.
Bouteflika, nacido en Oujda (Marruecos) hace 84 años, se trasladó a París cuando sufrió un derrame cerebral y fue ahí cuando la población y sus opositores vieron la ocasión de relevarlo.
Su muerte se produce en medio de inmensos desafíos para el país más grande de África y uno de sus mayores productores de petróleo y gas natural. Los bajos precios de la energía han reducido drásticamente los ingresos del gobierno a medida que el ejército, un aliado clave de Estados Unidos en la lucha contra los extremistas, se esfuerza por controlar partes de la que fue colonia francesa hasta 1963.
La carrera política de Bouteflika va ligada a la historia de la Argelia moderna y en gran parte moldeada por su relación intensa con los militares.
Enrolado a los 19 años en el ejército de liberación de Argelia, Bouteflika tuvo un ascenso meteórico: se convirtió en ministro a los 25 y presidió una Asamblea General de las Naciones Unidas a los 38.
Después de un largo período de exilio autoimpuesto a raíz de un escándalo de corrupción, su regreso político en 1999 coincidió con el final de una guerra civil que enfrentó al régimen militar de Argelia contra los insurgentes islamistas, en la que se estima que murieron entre 100.000 y 150.000 personas.
Bouteflika mantuvo la paz social aprovechando los recursos de petróleo y gas de Argelia, otorgando regularmente aumentos salariales a los funcionarios públicos.
Pero la política de reconciliación no ha impedido que los radicales islámicos formaran alianzas en el norte de África. Los enfrentamientos con esos grupos, incluido el gran incendio a una planta de gas en 2013, han provocado la muerte de decenas de personas cada año. La mayor parte de los incidentes sufren la censura mediática.
Como ministro de Relaciones Exteriores, Bouteflika ayudó a convertir Argel en un centro para el movimiento de no alineados. En 1974, presidió la Asamblea General anual de la ONU, durante la cual el líder palestino Yasser Arafat fue recibido como un jefe de estado y Sudáfrica fue suspendida por el apartheid. Un año después, en 1975, impulsó el acuerdo para acoger a decenas de miles de refugiados del Sáhara Occidental tras la Marcha Verde de Marruecos sobre la provincia española.
El apoyo brindado por Bouteflika a los saharauis que se enfrentaron a Marruecos, dio pie a la oficialidad de la República Árabe Saharaui Democrática que dirige el Frente Polisario para reivindicar la celebración de un referéndum de independencia y la posterior expulsión del régimen alauita.