EEUU pensó en Canarias como base de sus operaciones en Oriente Medio
Por Víctor Rodríguez Gago
El pasado 18 de enero, la CIA publicó en su página web más de doce millones de documentos desclasificados que, hasta ahora, solo podían consultarse en las oficinas de la Agencia en Maryland, y en un horario restringido, de 9 de la mañana a 4.30 de la tarde. El material abarca más de setenta años de informes de Inteligencia, desde la II Guerra Mundial hasta la actualidad. MERIDIAN explora, analiza y pone en contexto las referencias más relevantes a Canarias en más de 32.000 papeles de la CIA que mencionan este Archipiélago.
Canarias fue una opción plausible para construir una base militar estadounidense que habría dado soporte a las misiones en Oriente Medio y el Norte de África, según se deduce de uno de los documentos desclasificados de la CIA que son accesibles en su página web desde el pasado 18 de enero. El presidente Obama ordenó la publicación de doce millones de documentos, en una de las últimas órdenes ejecutivas de su mandato.
En 1975, Washington buscaba con urgencia una alternativa a las bases en Azores, en el alero por la reciente Revolución de los Claveles en Portugal y por un incipiente movimiento independentista en el archipiélago luso. Canarias y Senegal se perfilaron como las mejores opciones, según el consenso del Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la CIA.
Un memorando del secretario Henry Kissinger al presidente Gerald Ford, de junio de 1975, resume las conclusiones del análisis conjunto de los tres departamentos interesados en la operatividad de las bases americanas en el exterior.
El documento es uno de los doce millones de archivos publicados el pasado 18 de enero en la web de la CIA.
Washington admitía en ese papel confidencial que era difícil reemplazar las prestaciones de la base de Lajes, en Isla Terceira de Azores. Además de una base equipada para la guerra anti-submarinos, para las operaciones aéreas y para la interceptación de comunicaciones, la base de Lajes tenía a tiro de piedra una instalación de la OTAN para el aprovisionamiento de combustible en la isla de San Miguel, y dos centros de ayuda a la navegación aérea LORAN del Gobierno portugués en las islas de Flores y Santa María. No era fácil replicar estas condiciones privilegiadas en otro lugar.
El recurso más valioso de la Administración militar estadounidense en Azores eran las capacidades de la base de Lajes en la ASW, la guerra anti-subrmarinos. Desde la base amreicana en Azores despegaban los aviones de larga distancia P-3, capaces de detectar, seguir y atacar submarinos.
“Las instalaciones de las Azores en apoyo de las operaciones ASW son de importancia crítica para nuestra capacidad de responder a la amenaza de los submarinos soviéticos equipados con misiles balísticos en el Atlántico central y medio”, señala el memorando consultado por MERIDIAN.
Alternativa a Canarias
Para los departamentos de Estado, Defensa y la CIA, “las posibles alternativas para las operaciones de los P-3” son Rota, Cabo Verde y Canarias. “Todas presentan problemas políticos”, advierte el informe, emitido en junio de 1975. Por otro lado, ninguna de esas alternativas cubriría una zona del Atlántico tan extensa como la que se domina desde Azores.
El memorando al presidente Ford reconoce las presiones del nuevo gobierno revolucionario en Portugal para revisar el statu quo de las bases militares de los Estados Unidos en un país en el que, apenas un año antes, había sido depuesto el dictador Antonio de Oliveira Salazar, un aliado fiable para Washington.
“Estamos a la espera de que el Gobierno portugués nos convoque a negociaciones formales a finales de este año”, le decía el secretario de Estado Kissinger a su presidente en el memorando examinado por MERIDIAN.
No parecía que Lisboa fuera a ponérselo fácil a Washington:
“En declaraciones públicas” –señala el informe– “el primer ministro portugués ha comentado que el uso de las bases por los Estados Unidos será en el contexto de la OTAN y que operaciones como el despegue de aviones para la guerra árabe-israelí de 1973 no volverán a permitirse en el futuro”.
El consenso entre departamentos en Washington era que, en ese momento, “y en el inmediato futuro, Azores seguirá siendo una conexión esencial e irremplazable en nuestras infraestructuras de ultramar para misiones que incluyan la guerra anti-submarinos, la disponibilidad de aviones y el suministro en ruta”.
En este contexto, la Administración estadounidense reconocía la necesidad urgente de buscar alternativas plausibles a Azores. Canarias era una de ellas.
“Las bases españolas de Torrejón, Zaragoza, Morón y Rota podrían usarse en sustitución de Lajes para muchas misiones” –habían contemplado los expertos– “pero algunas misiones requerirían de instalaciones adicionales para el aprovisionamiento de combustible. Otros aviones deberían desviarse hacia el norte para abastecerse en vuelo, debido a las restricciones para hacerlo sobre la Península”.
Aparte de las bases en la Península, “las alternativas más parecidas a Lajes para el apoyo en operaciones de contingencia en el Oriente Medio y el Norte de África son el territorio continental de Portugal, Madeira, Canarias, Marruecos y Senegal”, enumera el informe.
Ninguna de ellas podía replicar las capacidades de Lajes ni de las bases en la España peninsular. Se necesitarían obras para desarrollar las instlaciones.
Aun así, Canarias y Senegal eran las opciones preferidas como alternativa a las bases americanas en Azores:
Espacio aéreo
“Serían valiosas como bases de operaciones solo si nos asegurásemos de poder usar el espacio aéreo de algunos países sub-saharianos”, apunta el memorando del secretario de Estado.
El Departamento de Defensa subraya que hay alternativas a Azores, “pero la capacidad y la disponibilidad de esas alternativas está ensombrecida por incertidumbres políticas y restricciones tecnológicas”.
Canarias estuvo en la mesa de decisiones para convertirse en un enclave fundamental de las operaciones militares de los Estados Unidos en Oriente Medio y el Norte de África.