Economía europea se pertrecha para la peor pesadilla en décadas
El Banco Central Europeo se blinda para mantener la compra de deuda y ralentizar la subida de tipos de interés con el fin de no acelerar el estancamiento
Economía europea se pertrecha para la peor pesadilla en décadas. El Banco Central Europeo, motor de la confianza empresarial en el crecimiento durante la pandemia, se blinda para mantener los estímulos de compra de deuda, de manera que pueda ralentizar la subida de los tipos de interés con el fin de no perjudicar la inversión.
Pero el aumento de los precios de las materias primas, las amplias sanciones financieras y la posibilidad de prohibir las importaciones de energía de Rusia, después de que invadiera Ucrania, son grandes ameanzas capaces de obstaculizar una economía europea aún debilitada por la pandemia de Covid-19.
El conflicto bélico también complica la tarea de los bancos centrales que se habían estado preparando para eliminar gradualmente el dinero fácil a través de los estímulos de compras masivas de deuda con dinero público.
A ambos lados del Atlántico, la inflación se encuentra en niveles que no se han visto en décadas (en torno al 8%). Los mercados bursátiles mundiales se desgajan de las ganancias de meses precedentes y el dólar está subiendo frente a otras monedas a medida que los inversores se apresuran a buscar la seguridad de los activos estadounidenses, de ahí la caída en picado del euro, con bajadas a 1,08 dólares, cerca de su mínimo de cinco años.
Los economistas advierten cada vez más sobre un posible brote de estanflación, particularmente en Europa, una situación de alta inflación y bajo crecimiento que afectó a las principales economías durante la década de 1970.
La guerra ha cogido con el paso torcido a los bancos centrales hasta el punto de que renunciarán a sus planes de elevar los tipos de interés después de mantenerlas bajas durante la pandemia.
El vicepresidente del BCE, el español Luis de Guindos, ya avisó del riesgo inflacionista de cara a las reuniones de este miércoles y el jueves, a pesar de que la inflación subió al 5,8% en febrero, casi tres veces el objetivo del BCE del 2%.
En el centro del último brote de incertidumbre se encuentra Rusia, un proveedor de energía crucial para gran parte de Europa que este lunes se despertó con el riesgo de cerrar el gasoductor del Báltico, Nord Stream 1, que riega a Alemania.
El ataque de Rusia a Ucrania ha ayudado a que el precio del petróleo supere los 100 dólares por barril por primera vez desde 2014, y ha llevado a los analistas a pronosticar niveles de 200 dólares. “Nunca habíamos visto algo tan completo, tan poderoso y tan repentino impuesto a una economía de este tamaño e importante para la economía global”.
Es similar a la crisis de Lehman “en el sentido de que va a haber mucha incertidumbre sobre quién tiene exposición a Rusia, la exposición indirecta. Puedo saber que no estoy expuesto, pero no estoy realmente seguro de quién de mis clientes puede estar expuesto, quién tiene inversiones que… van a tener que amortizar”, explican los analistas consultados por The Wall Street Journal.
En la actualidad, el gasto de los consumidores y la inversión de la eurozona están muy por debajo del camino que tenían antes de la pandemia.