Dubrovnik, de torre a torre y tiro porque me toca
Pese a que hay heridas que ni todo el tiempo de la mismísima eternidad podría cerrar, Dubrovnik lleva una década brillando con luz propia, otra vez… Como esa ‘perla’ del Adriático que, en justicia, es
Dubrovnik significa ‘Robledal’ (del eslavo ‘dubrava’), porque describía la cantidad de robles que existía entonces en la zona, pero está rodeada por una gran muralla que alberga 16 torres, y desde la que se divisa una de las vistas más maravillosas sobre el mar. Como pocas, créeme…
No en vano la hizo merecedora del sobrenombre ‘La Perla del Adriático’. Es verdad que las más de 2.000 bombas que cayeron sobre Dubrovnik el día 6 de diciembre de 1991, cuando fue duramente bombardeada por Serbia, casi cambia esto para siempre.
La Guerra de los Balcanes (resulta inevitable hacer alusión a ella), alejó el destino favorito de los italianos como viaje de ‘luna de miel’, de las guías de viaje para todo el mundo.

Dubrovnik en su eje central para peatones es una de las preferidas del turismo europeo. (Foto Espiral21).
Pero, afortunadamente, pese a que hay heridas que ni todo el tiempo de la mismísima eternidad podría cerrar, Dubrovnik lleva una década brillando con luz propia, otra vez… Como esa ‘perla’ del Adriático que, en justicia, es. (Y antes de que Juego de tronos la ubicara en el universo como “Desembarco del Rey”).
Próspero puerto ‘romanizado’ en el Adriático y dominado en el tiempo por Bizancio, los venecianos (sus rivales en el comercio de la época), húngaros y turcos, hasta acabar en manos austríacas… Todos, sin excepción, han dejo algo a su paso tras las murallas.
Incluidos los eslavos, quienes la repoblaron tras el terremoto que sufrió en 1667, enterrando su nombre anterior, Ragusa. Nacía Dubrovnik. Pero siempre ‘La Dalmacia’.

Dubrovnik es, verdaderamente, esa ¡Perla del Adriático’, la mires desde donde la mires (Fotografía de la autora del reportaje para Espiral 21).
Seis de ancho tierra adentro, y otros tres hacia el mar, más los 1.940 metros de longitud que abarcan sus impresionantes murallas, dan buena fe de ello, pues respiran historia por los cuatro costados.
Visita imprescindible como turista de esta escapada a Dubrovnik, no te querrás perder la primera panorámica que te ofrece desde sus 25 metros de altura. Ciudadela en toda regla, las murallas tienen tres puntos de acceso, pero el principal es la ‘Puerta Pile’.
(No olvides que el mismo auge turístico ha hecho de Dubrovnik puerto de cruceros, así que te recomendamos pasear temprano por las murallas, o bien, con la luz del mágico atardecer, cuando además la ‘marabunta’ regresa a sus ‘aposentos flotantes’).
Tras ver desde lo alto el atractivo casco histórico de tejados naranjas, querrás pasear por el entresijo de sus coquetas callejuelas llenas de sorpresas, así que dirígete a su puerta principal de entrada a la ciudad.

Atardeceres en Dubrovnik forman parte de las infinitas sensaciones de esta ciudad única de Croacia. (Foto Espiral21).
La vieja Dubrovnik está custodiada por una estatua de San Blas en la misma ‘Puerta Pile‘ (protector oficial de la ciudad), después de atravesar un puente de piedra sobre un antiguo foso, como no podía ser de otra manera. Tranquilos, hoy el agua que los aislaba de los enemigos ha sido sustituida por un jardín.
El ambiente bullicioso te invitará a perderte sin rumbo, disfrutando de todo cuanto ves. Ciudad de contrastes, entre edificios aristocráticos de rico pasado y enclaves llamativos que nos hablan de su convivencia, como la ‘Fuente de Onofrio’, que aún conserva 16 de las máscaras que adornaban este monumento circular de abastecimiento de agua.
Presidiendo su calle principal y justo al lado de la entrada al puerto, está la ‘Torre del reloj’ que domina el cielo de Dubrovnik allá donde mires. Verdadero campanario de la ciudad vieja, contiene dos figuran que tocan alternativamente la campana cada hora.
Pero no te dejes atrás el Claustro del Monasterio franciscano junto a la iglesia de Sveti Spas (San Salvador), no porque su jardín sea el más antiguo de todo Dubrovnik y aún florezcan naranjos allí por donde pasó San Francisco de Asís, en su viaje a Tierra Santa; ni por sus 120 columnas y los restos de sus frescos, no…

Antigua botica de los ‘Pequeños Hermanos’ vista desde el claustro del Monasterio. Una visita obligada. (Foto Espiral21).
Bueno, no sólo. La verdadera atracción de este centro religioso no es otro que su ‘botica’. Sí, una antigua farmacia, fiel a la historia y tradiciones de las recetas de los ‘Pequeños Hermanos’, tal y como se llama.
Singular en todo, pero sobre todo, por su tiempo de apertura ininterrumpido. El más largo del que se tiene registro alguno desde que entrara en funcionamiento en 1317. En su día fue la tercera en el mundo por antigüedad, detrás de la de Bagdad y la de Padua, ambas ya clausuradas a diferencia de la croata.
Recomendación sin ningún ‘pero’, sobre todo, sus cremas hidratantes a base de almendras, romero o lavanda. (Lamentarás que Dubrovnik no te quede más cerca para comprarlas cada mes). ¡De verdad! Y también los jarabes a base de miel y jalea real de la zona. ¡Milagrosos!
Callejear es lo mejor que puedes hacer para escudriñar hasta el último rincón de esta ciudad amurallada, pues Dubrovnik te reserva sorpresas siempre.
Ya en la Plaza Luza, te toparás con el Palacio de aduanas o ‘Sponza’, famoso por la columnata de su atrio o ‘Columna Orlando’, al lado de la iglesia de San Blas o ‘Sveti Vlaho’. Construida a imagen y semejanza de la de San Mauricio en Venecia, alberga una curiosa talla de su patrón, San Blas, sosteniendo una maqueta de Dubrovnik.
¡Detente y coge puesto! Estás en una de las plazas de mayor ambiente de Dubrovnik, así que relájate y disfruta de un buen café. (Se nota el pasado tanto veneciano como turco, a la hora de saborear este ‘oro negro’)…
Y contempla todo cuanto acontece en torno a la Torre del reloj. Es Dubrovnik que bulle vibrante como si naciera a cada hora que repica en su campanario.
Pero si hay un monumento importante, sin duda, es ‘El Palacio del Rector’, absolutamente representativo en la historia de Dubrovnik. Fue sede del gobierno y residencia del Príncipe o Rector de la entonces República Independiente de Ragusa.
Por cierto, como nota curiosa, a la la entrada hay una inscripción en latín que dice “OBLITI PRIVATORUM PUBLICA CURATE’, es decir, “Olvida lo privado y encárgate de lo público”. (¡Qué pena que tal inscripción no figure en todos los organismos públicos, ¿verdad?!).
Aunque la verdadera anécdota de este enclave del ‘Palacio del Rector’, al menos en esta era multimedia, es que aquí comienza el recorrido ‘Juego de Tronos’ de Dubrovnik. (Porque lo hay, y muy demandado).

Los horrores de la guerra de los Balcanes son perceptibles en varios rincones, como esta tanqueta que recuerda episodios que ojalá no vuelvan. (Foto Espiral21).
Sin embargo, antes de adentrarnos en él, no podemos dejar atrás una visita a la Catedral de la Asunción o ‘Velika Gospa’, reconstruida por un arquitecto italiano tras el terremoto de 1667. De hecho, en su interior puede admirarse una ‘Asunción de la Virgen’ de Tiziano y una pintura de ‘La Madonna della Seggiola’ (Virgen de la Silla), atribuida a Rafael.
Si puedes, no pierdas la ocasión de visitarla de noche a la luz de las velas… Comprobarás que mereció la pena. (No olvides que Croacia es un país de profunda tradición católica).
Y ahora ya sí, antes de ‘embarcarnos’ a la aventura de dragones con Danaerys Targaryan, toca probar algunos de los placeres de la gastronomía croata. Para ello, hay un nombre clave al moverte por sus calles… ‘Konoba’, acogedoras tascas en las que comer muy bien y a buen precio.
El ‘Brodet’, elaborado con arroz (especie de paella croata), la ‘Prstaci’ o mariscada con almejas y gambas, amén de la ‘la Bouzara’ (plato que tiene cigalas como ingrediente principal), no van a faltar en esta ciudad costera. Como curiosidad, verás lo mucho que utilizan nuestro ‘familiar’ pimentón rojo para las salsas de los pescados.
Pero aparte de todo cuanto le brinda el mar (imprescindible probar las diferentes sopas de cualquiera de sus pescados, aunque no sepamos pronunciar sus nombres), Dubrovnik tiene una gran influencia de la comida italiana, así que no te sorprenda ver tanta pizzería como en el resto del mundo.

Mirar al Mediterráneo permite atraer turismo náutico y brindar por la influencia latina por derecho propio. (Foto Espiral21).
Y si te decantas por sólo ‘tapear’… ¡Bingo! Bienvenido al universo de los aperitivos tradicionales más exquisitos, como el embutido más emblemático del país, el ‘Kulen’ (salchicha seca y picante), los quesos de oveja naturales de ‘Brac‘ o de ‘Pag’; y por supuesto, el favorito de las tapas, el Jámon de Dalmacia, normalmente ahumado, magro y dulce.
Como postre, o mero tentempié goloso para aguantar de paseo, te recomiendo que no dejes de probar el ‘Atrukli’ o rollito de pasta relleno de queso ‘cotagge’, y la centroeuropea ‘Makovnjaca’ (hojaldre con semillas de adormidera o amapola).
¿Un lugar en este Dubrovnik tan lleno de tentaciones? Me atrevo a recomendarte ‘Kamenice’ en el número 8 de la ‘Gunduliceva Poljana’, y también ‘Konoba Veranda’ para marisco, en ‘Shtikovica 24a | Zaton Veliki’, imprescindible por sus vistas (y también por sus postres). Aunque, si no quieres moverte del puerto/centro, en la calle ‘Izmedu’ encontrarás el ‘Sciabecco’. Y no dejes de probar los vinos croatas porque te sorprenderán.
Como ‘souvenir’, no dejes de traerte algún que otro botito de sal para tu mesa, porque los verás con lavanda, romero y un sinfín de combinaciones que te recordarán a las cremas de los monjes… (Deliciosa, aún me dura bien racionada en el plato).
Y como lo prometido es deuda (ahora que ya estás bien alimentado), puedes animarte a subir a bordo del barco de Daenerys Targaryen, en el crucero de ‘Juego de Tronos’…
Sin falsas promesas, la panorámica de todo Dubrovnik y sus costas desde el mar, con el ‘tour’ de todos los escenarios de rodaje de la serie, y la singular bebida de “sangre de dragón”, no defrauda. A buen seguro, si eres fan de la serie más famosa de todos los tiempos, pasarás una tarde divertida.

Las callejuelas que bajan hasta la calle principal están llenas de tiendas y restaurantes. (Foto Espiral21).
Pero si no lo eres, siempre puedes montar en el teleférico que sube a la cima de la ciudad. El funicular está a las afueras, pero a pocos minutos a pie del casco antiguo, en el barrio de Ploce. Sobra decir que sus vistas sobre todo Dubrovnik son impresionantes.
Y para terminar con esta ‘escapada’ (aún a riesgo de ser redundantes), te invitamos a que te ‘escapes’ de todo. Literalmente, del mundo. Porque no puedes quedarte sólo aquí sin cruzar frontera. Deja Croacia atrás, momentáneamente, para regresar a ella como nuevo…

Medjujorge, lugar de masiva peregrinación mariana, está a pocas horas por carretera de Dubrovnik. (Foto Espiral21).
A unos kilómetros de distancia en coche (también puedes contratar una excursión en bus), te hallarás en Bosnia Herzegovina. Y allí, con dos lugares que te conmoverán por diferentes motivos, Mostar y Medjugorje.
En el primero, inevitablemente, pensarás en la terrible barbarie del ser humano cuando fotografíes el famoso ‘Puente de Mostar’, sobre el río Buna, en forma de media luna y la estampa más conocida de la ciudad, por ser el único que quedó en pie durante la ‘Guerra de los Balcanes’.
Y en Medjugorje, todo lo contrario. Sentirás la infinita grandeza del corazón humano… Este pequeño pueblo alberga una colina de peregrinaciones para los católicos de todo el mundo (y los curiosos, en general), tras las apariciones marianas que se iniciaron el 24 de junio de 1981. Sí, antes de la guerra…
Pero ésta es otra torre, que ya veremos si se mantiene en pie como las otras 16 de las murallas de Dubrovnik, un enclave que sobrevive como ‘Perla del Adriático’ que un día enamorara a tantos navegantes, de torre en torre…
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Y como ya sabes, por último, al final de cada artículo están enlazados cada una de las 12 ciudades que Nadia te ha presentado a lo largo de la serie de 12 reportajes:
0. Presentación (visita Escápate conmigo, 12 destinos, 12 experiencias.)
1. Spoleto (visita Spoleto, Joya oculta del medievo italiano.)
2. Rotterdam (visita Rotterdam, de ajetreado puerto a ciudad ‘trendy’.)
3. Tesalónica (visita Tesalónica, donde Aristóteles aún susurra.)
4. Estambul (visita Estambul, cambia de continente sin salir de la ciudad).
5. Kyoto (visita Kyoto, donde hallar el Cielo en la Tierra).
6. Nueva York-Brooklyn (visita Brooklyn, el tesoro escondido de Nueva York).
7. Río de Janeiro (visita Río de Janeiro lienzo de mil colores).
8. Marsella (visita Marsella, que el mar te guarde).
9. Lisboa (visita Lisboa, adonde el Cristo mira).
10. Sevilla (visita Sevilla para herir, decía Lorca. Para sentir, siempre).
11. Tel Aviv (visita Tel Aviv…, La Gran Manzana del Mediterráneo).
12. Dubrovnik (visita Dubrovnik, de torre a torre y tiro porque me toca).
Asómate a la mirada escondida en cada uno de sus relatos, recuerda que esta serie la publicaremos regularmente gracias al patrocinio de Telefónica Movistar Cloud.
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