De la Bárcena: “Investigaría si existen patógenos como bacterias y hongos”
El ex jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Insular de GC recomienda pruebas específicas en fosas nasales, secreciones y amígdalas en los pacientes, con el objetivo de priorizar en la primera barrera de contención del virus
Doctor Juan de la Bárcena es partidario de abordar pruebas específicas en fosas nasales, secreciones y amígdalas en los pacientes con sospechas de coronavirus Covid-19, con el objetivo de priorizar la actuación médica en la primera barrera de contención de la enfermedad.
De la Bárcena ha sido jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Insular de Gran Canaria. En su opinión profesional, además del test rápido Covid-19, habría que investigar si, junto a la entrada del virus en el organismo, existen patógenos como bacterias y hongos que puedan complicar la curación de los pacientes.
—¿Ante la sospecha de un que paciente presente signos de coronavirus Covid-19, qué línea seguiría como otorrinolaringólogo?
— Seguiría un protocolo basado, primero, en una exploración de otorrinolaringología y pediría una radiografía de tórax. En la exploración, miraríamos las fosas nasales y las secreciones. Promovería 2 pruebas, un test rápido para evaluar la posible afectación por Covid-19; y otra, aparte, haría una investigación para saber si existen patógenos, tanto bacterias como hongos, en esa secreción de fosas nasales.
“En la orofaringe (garganta) comprobaría el estado de las amígdalas, para obtener las mismas muestras que en las fosas nasales, tanto para el Covid como la identificación de patógenos. Si hay placas de pus, actuaríamos con antibióticos de cefalosporina de tercera generación (cefiximas) y si lo que persiste es la faringitis aguda, entonces actúo con la azitromicina.
“También utilizaría, de forma inmediata, técnicas de fibroscopia para ver el estado de la hipofaringe y, sobre todo, la laringe. Con la laringe me detendría en observar si hay inflamación supraglótica o subglótica, teniendo muy en cuenta la afectación subglótica.
–¿Por qué subraya las afectaciones en la zona subglóticas?
–Porque es la que, a menudo, pasa más desapercibida. En la observación con fibroscopia miro si debajo de las cuerdas vocales, en la parte anterior de ambas cuerdas (lo que llamamos la comisura), hay una imagen de enrojecimiento o un edema desde esa altura hasta el primer anillo traqueal, y si es así tendríamos una sospecha de una posible afectación de la subglotis. Habría que empezar con tratamientos de corticoides. Si dejamos pasar esa alteración, se produce un aumento de ese edema que envolvería a las cuerdas a modo de una funda de almohada. El espacio de la glotis disminuye y surge una disnea brusca. Es muy importante detectarlo.
“La inflamación subglótica hay que observarla porque, a menudo, pasa más desapercibida”
—¿Cómo ha procedido en esos casos?
–Recuerdo uno en concreto en el Hospital Insular, de una joven de 19 años del Sur de Gran Canaria. Llegó en un estadío tan avanzado y crítico que en el espacio glótico no teníamos apenas hueco para la intubación. Semisentada y con anestesia local, le practicamos una traqueotomía de urgencia. Nunca he olvidado la situación tan traumática. Pero todo salió bien.
“Hubo otro caso, de un señor del Norte de Gran Canaria, que se tiraba a la calle en pijama porque se asfixiaba. La Policía le llamaba la atención pensando que estaba loco. Este enfermo acudió en ocasiones a los servicios de salud y no se le diagnosticaba. Esta patología tiene una trampa, porque la afectación se intensifica de madrugada, entre la una a cinco de la mañana, y si no se explora a esa hora, identificarla es más difícil. En estos casos, el tratamiento debe reducir la inflamación con corticoides a dosis elevadas durante 21 días, antibióticos y antifúngicos. Además, sugiero la toma de bicarbonato como profilaxis junto con la nistatina y si es clara la candidiasis en la orofaringe, debe recetarse otro antifúngico más fuerte, como el Fluconazol.
—¿Por qué piensa en la sobreinfección en bacterias y hongos?
–Pienso que la entrada del virus Covid-19 produce un desequilibrio de la flora habitual que está, de por sí, controlada por el sistema inmunitario. Ese equilibrio se altera y sobreviven, por ejemplo, los estreptococos productores de beta hemolisis con riesgo de afectar a las articulaciones, riñón, corazón, piel… Todas estas situaciones las he podido vivir en mi larga trayectoria profesional. Por tanto, esa sobreinfección surge porque se dan las condiciones apropiadas para que estos patógenos, que suelen convivir con normalidad, aumenten su poder nocivo. Y lo digo con insistencia porque en los últimos años, he comprobado el aumento de infecciones por hongos en la hipofaringe, lo que explicaría que, en circunstancias de desequilibrio, ese hipotético poder patógeno sea notorio. Es decir, los hongos encuentran las condiciones idóneas para progresar y producir la tos irritativa y fuerte muy semejante a la producida por el Covid-19, que no se cura con tratamientos tradicionales, sino con antifúngicos y tratamientos con alcalinos tanto a nivel local como alimentos también alcalinos.
“Pienso que la entrada del virus Covid-19 produce un desequilibrio de la flora habitual que está, de por sí, controlada por el sistema inmunitario”
—¿Es partidario de la realización de necropsias a los pacientes?
–Sería deseable para saber si los órganos afectados están invadidos por virus, bacterias y hongos, o solo por virus.
— El sistema inmunitario, ¿cómo puede reforzarse?
–En todos estos casos, damos un tratamiento para estimular las defensas y mejorar el sistema inmunitario a base de medicamentos como la Armaya Forte, el Inmunoferón o el Reiston (extracto de hongos de origen japonés); del Reiston existen 635 documentos profesionales favorables a su ingesta.
—¿Y respecto al virus?
–Las actuaciones médicas van en la dirección de aplicar tratamientos como el Hiponavir, Ritonavir e Hidroxicloroquina. Es decir, retrovirales y antipaludismos y la vacuna, que esperamos que llegue pronto.
“Hay que utilizar las mascarillas, claro, cuando tengamos la posibilidad de comprarlas. Yo las he utilizado siempre en mis consultas”
— ¿Está a favor del uso constante de mascarillas?
–Sí. Hay que utilizarlas claro cuando tengamos la posibilidad de comprarlas. Yo las he utilizado siempre en mis consultas.
— ¿Por qué es partidario de introducir un producto tan familiar, barato y accesible como el bicarbonato?
–Porque es un alcalino por excelencia y ayuda. Se trata de poner una cucharadita en medio vaso de agua y, tras diluirlo bien, colocamos de 7 a 8 gotas en las fosas nasales 2 veces al día. Y en la cavidad oral, la misma cantidad de bicarbonato añadiendo 3 cucharaditas de nistatina (por ejemplo, Mycostatin), siempre bien disuelta en agua, y aplicamos de 25 a 30 pulverizaciones a nivel de la faringe, cada 3 horas, de manera que esté cerca de la zona donde se produce la tos.
—¿Qué ha sentido al ver a los profesionales sanitarios tan expuestos? ¿Qué hubiera sentido de seguir en el hospital?
–Han sobrepasado todos los límites, con gran dedicación y ejemplo de profesionalidad. Lo han dado todo a pesar de que quienes presumían de tener la mejor sanidad los dejaron indefensos en los sistemas de protección. Cada día que los veo lamento no ser más joven para estar junto a ellos. Por eso expongo ahora mi experiencia con el fin de divulgarla y ayudar desde mi confinamiento.
—Y respecto a los confinamientos colectivos en pacientes asintomáticos, ¿qué le sugiere?
–Las arcas de Noé solo tiene justificación para quienes no se confinen en casa de forma individual. Puede ser un agrupamiento con riesgos de reactivación y ser perjudicial si aparece alguien que no esté del todo curado. Y quisiera resaltar la labor de sanitarios, policías y fuerzas armadas y trabajadores en general que nos permiten estar en casa, es para agradecerlo de por vida. España es un gran país, solidario y responsable. Estoy en la etapa final de una profesión a la que dediqué mis mejores años. Y ojalá acabe pronto esta pesadilla. Un abrazo y quedo a disposición de quien lo necesite.