Chusovitina, la gimnasta del Telón de Acero, dice adiós
Leyenda del deporte, ganó el oro olímpico y mundiales. En Japón llega a su final tras competir en ocho Juegos. Fue madre en 1999, pero siguió en la élite para costear los gastos médicos de su hijo, enfermo de leucemia que logró curarse
Chusovitina, la gimnasta del Telón de Acero, dice adiós en Tokio con todos los equipos rendidos a sus pies.
La historia viva de la gimnasia seguía en activo a sus 46 años. Lo ha ganado todo, desde Juegos Olímpicos y Mundiales.
Su marcha se produjo tras la prueba de salto (que completó a la perfección), aunque no alcanzó la puntuación de corte ante la elevadísima competencia que se palpa a pie de pista.
Oksana Chusovitina ya es leyenda al poner fin a su etapa deportiva después de competir en ocho ediciones olímpicas.
La gimnasta de Uzbekistán ha formado parte de las últimas tres décadas en la élite, en una carrera que inició con el oro alcanzado en Barcelona en 1992 y de la que se despidió -entre lágrimas y ovacionada- del pabellón de Tokio como una referente a escala mundial.

Oksana Chusovitina, en Barcelona-92 (fue medalla de oro) cuando competía bajo la bandera de la URSS, con la hoz y el martillo en el logo del equipaje.
Compitió con la bandera de la Unión Soviética, de Alemania y, por último, por su país natal para demostrar que la edad no conoce las barreras de la actividad deportiva de alto rendimiento.
La saltadora olímpica fue madre en 1999, y su intención era poner fin a su etapa como deportista en la élite en el campeonato de Sidney. No obstante, después de que a su hijo le detectasen leucemia, siguió compitiendo para poder darle el mejor tratamiento. Se mudó a Alemania y participó en los Juegos con ellos. Y a pesar de que su hijo se recuperó, tuvo claro que quería seguir rindiendo al máximo nivel.
Ahora Tokio y el mundo entero tributa el gran homenaje de una de las mejores gimnastas de la historia