Cádiz, ‘jonda’ y dulce como la tentación
#ParaVivirVivo, episodio 8. La autora cae rendida a los romances gitanos de sus callejones, por ser "sirena del flamenco del que duele, del que te sangra en sus letras"
#ParaVivirVivo enamorada de la vida, del aroma de la canela y de la hierbabuena. Sin prisas en las alegrías y corriendo en las penas, entretenida en el camino sólo cuando vale la pena.
Y entre dos aguas crucé el estrecho del ancho mar, para oler la brisa del Puerto de Santa María, que tiene horizonte de viaje y nombre de tango. Pero sobre todo, tiene luz de cielo. Y de luna, también.
Romero santo, santo romero, que salga lo malo y entre lo bueno. Salinas en las sonrisas y los balcones llenos de voces, pureza de gente que contagia su alegría como su cante.
‘Arsa y toma’, tanguillos de ida y vuelta como los navegantes que supieron ver su horizonte. Cádiz, ‘jonda’ y dulce como la tentación a la que se cede con gusto.
Puerto que se adueña de tu sangre para después robarte el alma, que te arrebata el corazón en el primer mentidero y sin pujar por él. Como una caricia en la mejilla con las cuerdas de sus guitarras.
Sirena del ‘tiritití-titrán, tiritití-titrán’ y flamenco del que duele, del que te sangra en sus letras, pero bonita en el hueco de mi mano desde que la pisé por vez primera.
‘Lerele’ del bueno y del puro, es ese eco que suena su mejor estampa, del que resuena en las ventas de Cádiz, donde enamorarse para toda la vida en una sola canción.
Romances gitanos escondidos en los callejones, a salvo del Levante que sopla de lejos, porque viene de tiempo. Camarón en la memoria cada vez que lo vuelvo a hacer sonar, que me trae el aroma de ‘Cái’ como si flotara también en mi salón.
Pero me faltan sus callejones que llevo andados y sus marismas salpicadas en el rostro, sus chicas a la fresca y las abuelas en sus portones. Delirio de fiesta en cuanto cae la tarde en Cái.
Arropada por su recuerdo, añoras la vuelta antes de partir y su destino antes de soñarlo. Porque te prenda la mirada al primer beso… Viento en sus estribillos y en sus versos, que elevan las palabras hasta el cielo como en una soleá ‘sentía’.
Gitana… ¡Mira que eres linda, Cádiz! Toda tú, hasta mi vuelta.
Para seguir leyendo:
Relato 1. L’espresso en la barra, de pie y de un solo buche.
Relato 2. Bouquinistas de París, tesoros únicos de libros antiguos y carteles.
Relato 3. Tangos, maullidos y ‘Cinema Paradiso’ en Roma.
Relato 4. Mafalda en Oviedo nos recuerda que el mundo no ha cambiado tanto.
Relato 5. Paddington, mucho más que un peluche en una estación de tren.
Relato 6. Niza, el litoral de las sillas azules que miran al mar.