Belén hace de una franquicia de café un sueño propio
#UnViajeUnInstante, relato 2. En su itinerario del mundo, ideado al comienzo de la pandemia, la autora se sienta en la terraza de Star Bucks de Palestina, un rincón donde todo es verdadero, rico y legendario, excepto el origen del café
#UnViajeUnInstante… Prefiero un paréntesis y no una cuarentena. Y a veces, un té en vez de un chocolate. Mejor que eso, un ‘Chai-tea’… Porque me lleva lejos, siempre.
Suena ‘Jerusalema’ en las ondas y yo, inevitablemente, pienso en el baile de los niños de ‘Masaka Kids africana’ y sus sonrisas. Decía el mítico bailarín y coreógrafo Nijinsky que “Bailar es un destino”… Y todo el mundo tiene derecho al suyo.
Así ha sido para estos niños ugandeses del hogar infantil de ‘Masaka Kids africana’. Su baile siempre me lleva lejos y al mismo lugar, allí donde todo empezó.
Y la pureza de sus sonrisas me recuerda a las de los niños palestinos en Belén… Bethlehem para ellos. Pícaros y también inocentes, pero por encima de todo, supervivientes. Capaces de hacer de una franquicia, una marca propia.
En Belén también viven convencidos de que lo mejor está por llegar. Y sin duda, ellos parecen conocer el secreto… Al menos uno de ellos. Al chai té le añaden cardamomo y, si es necesario, le cambian el nombre.
Por eso, cuando paseando vimos la cabeza de una medusa sobre una chapa de fondo verde, después de habernos comido un pedazo de “Za’atar manakish” (el pan pita untado de aceite con una mezcla de especias en la que predomina el tomillo)… Un Starbucks en Belén nos pegaba bien poco.
Nos acomodamos sin dudarlo en su pequeña terraza, dispuesta en la misma acera con las mesas y sillas de plástico, pero sin albergar ninguna duda al respecto por su manifiesta falta de ‘glamour’.
¡Qué auténtico! Nos dijimos. Y muy buena idea aquí, en esta tierra de encuentro. Después de todo, las vistas del Hotel de Banksy en Belén, ‘the Walled Off Hotel‘ (‘el Hotel Enclaustrado‘), son al muro… Algo se está moviendo.
Pedimos sin carta. Llegaron a la mesa la taza y el tazón, con nombres. Yo, el chai té, claro, con sus cinco semillas de cardamomo echadas al final y por encima.
Humeante y aromático. Delicioso desde el primer sorbo. Los niños jugaban a la pelota en la plaza contigua, mientras nosotros nos entregábamos al sopor del sol y el sabor. Sin más.
La música de Mohammed Assaf sonaba en la radio y los dos camareros no dejaban de sonreír. Le pregunté a Sami, que así se llamaba el más joven de ellos (y claro, era del Real Madrid), si también tenían la camiseta del lugar.
Me dio la mano para después llevársela al pecho y, con una amplia sonrisa, nos guiñó un ojo. Sólo al llegar a los pozos finales de mi gran taza del chai té de Oriente Medio, noté entre mis dedos que el nombre de ‘Starbucks’ se despegaba…
Sólo al final, y entre risas, supimos que estábamos en el más famoso, hasta legendario, ‘Star Bucks’ de Belén, alimentando el deseo… Porque los recuerdos se llevan dentro. Y el futuro es ahora.
Para seguir leyendo.
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Relato 3. Laguna de Naila, el paraíso de los colores infinitos e imposibles.
Relato 4. Agadir, la escritura con arena y sal de ‘Dios, Patria, Rey’.
Relato 5. Florencia y toda la suerte del mundo en el hocico de un jabalí.
Relato 6. Torre de Pisa, como un girasol que siempre te mira de frente.
Relato 7. Pan de vida más allá de la Basílica de la Natividad.
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