Afganistán corre el riesgo de un Estado fallido
Al Qaeda y Daesh (Estado Islámico) disponen de sobrado oficio como para retar a los talibanes y dejarlos en ridículo ante la comunidad internacional
Afganistán corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido, como le ocurre desde hace años a Libia, sumida en el caos tras el derrocamiento de Gadaffi.
Afganistán ocupa un espacio decisivo en Asia Central al ser frontera con Irán, China, Pakistán y al menos 3 países afines a Rusia.
Desde hace 40 años, la sociedad afgana está sometida a disputas constantes, que se han cobrado miles de víctimas y millones de desplazados.
Con un alto coste de vidas, el territorio además es pasto del crimen organizado que trafica con la heroína, de manera que un programa de desarrollo económico al estilo occidental es impensable si, encima, se gestiona desde la teocracia de las leyes islámica.
El atentado múltiple de este jueves, 26 de agosto, confirma que los talibanes carecen de estructuras de seguridad y control para prevenir el terrorismo. El coladero de guerrilleros del Estado Islámico será una constante durante años.
Al Qaeda y Daesh (Estado Islámico) disponen de sobrado oficio como para retar a los talibanes y dejarlos en ridículo ante la comunidad internacional.
El nuevo gobierno afgano condenó el atentado pero culpó a Estados Unidos y al bloque de aliados, demostrando que están a años luz de ofrecer garantías a los grandes organismos como el Banco Mundial o el FMI, para iniciar una senda de cambios en el país.
Rusia, China e Irán están dispuestos a respaldar al Gobierno talibán, pero a un alto precio que durará lo que incluyan en los contratos de compra-venta de combustible, armas o explotación de recursos minerales (como el litio).
Afganistán retrata uno de los avisperos más peliguados desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial, posiblemente, con más calado y repercusión que las guerras de Corea, Indochina, Vietnam o los Balcanes. La onda expansiva requerirá mucha cirugía fina para Occidente si no quiere ser cómplice de una sangría que empezó a escribirse este jueves.